Ya sabes que, para existir, debes aparecer en las búsquedas de Google. No hay otra.
Así que te remangas, te pones con tu web, eliges colores, servicios, fotos…
Y llega el fatídico momento de encararte con los textos y te preguntas
“Pero… ¿qué pongo?”
Porque tu web es tu escaparate mundial, no puedes escribir cualquier cosa.